Añana es una localidad alavesa muy cercana a la provincia de Burgos. Esta pequeña localidad tiene un paisaje peculiar que parte de la existencia de innumerables salinas en el valle en que se ubica. Estas salinas -mayormente reconstruidas en la actualidad- aún producen sal a partir de la evaporación del agua de los riachuelos tributarios que contienen un alto índice salino. Esta salinidad viene dada por la disolución de la sal en estructuras diapíricas de rocas mesozoicas.

Es la geografía ibérica es habitual que existan multitud de localidades que llevan en el nombre el prefijo «salinas» o el apellido «de la sal»: Poza de la Sal, Cabezón de la Sal, Salinas de Imón… son unos ejemplos. Antaño fueron enclaves que tuvieron sus fueros por la importancia económica de la sal y de su explotación. La sal era un recurso limitado y su explotación era estratégica. Es frecuente la presencia de fortalezas que protegían estos lugares.

Lo curioso del paisaje es que siempre me ha sugerido un aspecto medieval. Espero ver en cualquier momento a Arnold Schwarzenegger correteando por ese sitio en una nueva producción de «Conan el bárbaro»… por el momento no hay peligro.