En determinados trabajos científicos se suele emplear frecuentemente lo que se denomina «técnica del clorurado». Se usa para fotografiar objetos y resaltar determinadas estructuras muy finas que son difícilmente reproducibles en trabajos fotográficos con un tratamiento «normal».
La técnica es muy sencilla, nada peligrosa pese a las humaredas que se pueden montar y económica, con elementos de fácil adquisición.
Se basa en la sublimación, propiedad de algunas sustancias tales como el yodo, el cloruro magnésico o el cloruro amónico. La sublimación consiste en que un cuerpo pasa de estado sólido a gaseoso sin pasar previamente por estado líquido (sin fundirse).
– Cloruro amónico – No hace falta que sea de laboratorio. Se compra a
granel en droguerías
– Una pera de goma.
-Un tubo de cristal estrechado por calor en una de sus puntas, por la otra punta introducimos una pequeña cantidad de cloruro amónico y se encaja en la pera de goma.
-Un mechero de gas o de alcohol.
El artilugio puede quedar así:
Se calienta en el mechero el cloruro amónico almacenado la zona de la punta de la varilla de cristal (ir viendo imágenes…).
Cuando estemos calentando, de rato en rato, apretamos suavemente la pera de goma con el fin de ver si el cloruro empieza a sublimar.
En la imagen superior se puede ver como de la punta de la varilla de cristal sale un hilo de humo blanco de cloruro sublimado (en el tubo no es necesario el abombamiento que estoy calentando en la foto). Ese humo es el que vamos a emplear en la técnica.
Cuando el sistema esté humeante acercamos unos centímetros la punta de la varilla de vídrio al objeto que queramos clorurar (evidentemente no a un ojo, ni a una mariquita, por ejemplo) y apretamos la pera de goma haciendo que el humo entre en contacto con el objeto. En este momento el cloruro enfria y se deposita como una pátina blanquecina sobre el material a fotografiar. Lo de la foto es una chapuza ya que nunca se echa en tanta cantidad y sólo es a efecto ilustrativo; una leve pátina es suficiente.
«Et voilà», abajo se puede ver el resultado. El truco viene ahora: con una iluminación más o menos fuerte que sea RASANTE sobre el objeto produce sombras muy oscuras que aumentan el relieve de su superficie. Se suelen emplear dos iluminaciones por norma de publicación: una iluminación fuerte que ilumina el objeto desde una ángulo superior izquierdo y otra más débil desde la derecha del objeto. Ello es porque no todo el mundo ve el relieve de la misma manera (hay gente que lo alto le parece bajo y al revés).
Un ejemplo real de uso: un trilobite (un tipo de fósiles) fotografiado con la técnica del cloruro. Las diferentes estructuras (semipleuras, surcos glabelares, sutura, etc…) resaltan mucho por contraste entre el blanco y negro.
El cloruro amónico se quita simplemente soplando fuerte o poniendo el objeto debajo del agua.
Uy, esto lo quiero ver yo en vivo y en directo… ¡Mola un montón, Mr Gadget! Jajaja
Ese día lleva escafandra y un breviario… 🙂 🙂 🙂