Los objetivos con focal de 50mm se han considerado históricamente como estándar en su uso en cámaras de 35mm. A lo largo del tiempo Nikon fabricó un buen puñado de modelos de esta focal que abarcan del f:1,2 al f:2. Entre objetivos de enfoque manual y autofoco Nikon fabricó unos 40 tipos diferentes.
Si bien el más popular ha sido el f:1.8 el más deseado ha sido el f:1.4 debido a su mayor luminosidad. Dejando de lado las ópticas conocidas como pre-AI y las AIS Nikon produjo más de un millón de objetivos del modelo Nikkor 50mm 1,4 AI. Realmente es una cifra respetable que se reparte en su fabricación entre marzo de 1977 y junio de 1981.
A excepción del Nikkor 50mm 1,4 AI de una serie conmemorativa de color dorado (sólo 300 unidades) los modelos de esta óptica se distribuyen en cinco tipos que varían en pequeños detalles. El más evidente, y que representa los modelos del final de la producción de este 50mm, es el que tiene tres tornillos sujetando el aro de la bayoneta. El resto tiene cinco tornillos.
El 50mm 1.4 AI es un objetivo de una gran calidad de construcción. Tiene una helicoidal de enfoque de desarrollo largo lo que le convierte en un objetivo «goloso» para aquellos que hacen video (es común el uso de cuerpos de cámara de otras marcas usando para video objetivos Nikon de este tipo o tipos). Ópticamente consta de 7 elementos repartidos en seis grupos. El control de su apertura es automático con una escala de diafragmas que abarca de f:1.4 a f:16. El ángulo de visión es de 46º.
Ya que en el párrafo anterior he hablado del diafragma debo comentar que un problema bastante común que tiene este objetivo es su tendencia a aceitar sus láminas. De hecho uno que tuve hasta hace un par de años acabó sufriendo ese problema. Más vale no tentarlo y tenerlo siempre a la sombra por si acaso…
A diafragma totalmente abierto (f:1.4) su comportamiento es realmente «blando», entendiéndos por ello que no facilita mucho contraste y que, además, su enfoque es realmente crítico. Es lo esperado para la máxima apertura en un objetivo tan luminoso, pero si bien ello es un handicap, la verdad es que nos puede sacar las castañas del fuego en más de una ocasión. En los ambientes con poca luz es «imbatible» si por alguna circunstancia no queremos forzar el ISO en la cámara (no provocar ruido) o también, por ejemplo, si queremos jugar con desenfoques del fondo. Su bokeh es muy bueno y quedarán desenfoques realmente bonitos.
El asunto varía sustancialmente si cerramos el diafragma. En la foto que viene a continuación está cerrado a f:5,6. Ahí se puede ver ya un rendimiento perfecto con todas las características de un objetivo excelente.
Resumiendo. El Nikkor 50mm 1,4 AI MF es un gran objetivo que nos puede solucionar problemas de luz y desenfoques de fondos. Como todo 50mm su mejor comportamiento lo tiene cerrando un poco el diafragma y, de hecho, esta óptica se comporta sobresalientemente a partir de f:2,8. Es versátil y muy bien construido. La verdad es que lo echaba en falta para usar en proyectos puntuales pero ayer he tenido uno en mis manos y no pude resistir la tentación de que se me pegase.