Nacho e Ilde

En el año 1973, siendo estudiante en Oviedo, tuve mi primera réflex. Una vetusta e incombustible Zenit E que montaba un objetivo Helios 58mm/2 a rosca (montura M42). La Zenit, de fabricación ucraniana, la adquirí de contrabando -con extremos sofocos- en el puerto franco de Gijón. Era tal que un tanque soviético; pesada, pedestre, obturador de cortinilla, con cinco velocidades y sincronización de flash a 1/30″, incorporaba un fotómetro de selenio. El objetivo Helios era soberbio aunque de construcción digamos que chafardera. En conjunto se podían hacer bastantes cosas con el sistema. Al año de tenerla, ahorrando de clases particulares y obteniendo algún beneficio de trapicheos, adquirí una flamante réflex Konica.

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En aquel año, por tanto, fueron mis primeras fotos con un sistema réflex y, de ellas, los dos retratos de arriba. Fueron dos compañeros de piso que estudiaban biología en la Facultad de Ciencias de Oviedo. Nacho, a la izquierda, era también aficionado a la fotografía (de hecho posa con la caja de un tanque de revelado Paterson sobre la mesa). Iba para zoólogo y recuerdo un par de sus magníficas fotografías de fauna que colgaba por el pasillo de la vivienda: un escorpión y una serpiente me vienen a la memoria. También me acuerdo de los cadáveres de organismos innominados que ocupaban la nevera y que conservaba allí para sus cosas.

Ilde, a la derecha, iba para bioquímico. Era muy nervioso, hiperactivo y se pasaba el día delante de sus apuntes. En la foto posa con unas nueces para estar haciendo «algo» más que para comérselas.

En fin… historias del abuelo cebolleta.

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