Nunca tuve claro si Manfred Gnädinger, conocido como Man, era un visionario, un artista o un artista visionario. El caso es que este alemán llegó un buen día de principios de los años 60 a Camelle (Costa da Morte) y ahí se quedó hasta su fallecimiento en diciembre de 2002, un mes después del hundimiento del infame Prestige y de su marea negra. De hecho, la obra de Man en Camelle estaba ubicada en una plataforma rocosa azotada por los temporales y, en este caso, muy afectada por el petroleo derramado. Este hecho quizá tuvo que ver con la sensibilidad del artista y su fallecimiento prácticamente inmediato a la marea negra.
Lo que me ocupa es que la desidia de las administraciones y la poca visión de futuro de una sociedad han hecho que la obra de este singular autor se fuese desmoronando por efecto de los temporales y de la vileza humana. Prácticamente el lugar donde se ubicaban las esculturas de Man está arrasado y, aunque alguna se reconstruyó, no es lo mismo ya que no es el original.
Triste destino para la obra de un alemán que amó Galicia.


Manfred Gnädinger o el alemán de Camelle. http://t.co/VZdbk6JjI7 vía @sharethis
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¡Magnífica denuncia, Román! Estuve en ese lugar y da vergüenza ver cómo , a pesar de promesas de algunos políticos, su obra, la casita donde vivía, están destruidas.
Gracias Paco. Es una tristeza ver como se pierde un patrimonio. Un abrazo.
Ardorosa admiración para este hombre.
No se ha merecido esto Carlos. Un abrazo!
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