Se aproxima una nueva exposición. Las fotos en sus marcos ya están listas pero faltan por hacer las cartelas con los títulos. Es una de las cosas que más tedio me da a la hora de completar una exposición. El sistema que empleo es bastante lento y acaba convirtiéndose en aburrido.
Lo más fácil para esta labor es disponer de una impresora de etiquetas, lo cual garantiza un buen acabado. Se usan etiquetas adhesivas, se pegan con cuidado en una cartulina y queda un acabado perfecto. El problema es que una impresora de este tipo es cara y no merece la pena la inversión para tiradas de 20 ó 30 etiquetas de una vez y de pascuas en ramos.
El sistema que uso consiste en imprimir el título en papel con un recuadro negro que sea un poco mayor que el soporte donde voy a pegar el título impreso. El soporte lo impregno de pegamento en barra y el folio que lleva el título lo pongo al revés sobre una mesa de luz (vale un cristal iluminado por debajo; por ejemplo sobre una mesa de cristal y un flexo por debajo).
Al hacer lo anterior veo, por transparencia, el recuadro que enmarca al título. Entonces, con cuidado, pongo encima del papel la cartulina o el cartón pluma que dará volumen y rigidez a la cartela. Presiono y el papel queda perfectamente pegado. Para que el pegado sea perfecto cubro el título impreso y ya pegado con un papel y lo froto con fuerza.
Tras lo anterior, con un cúter, corto el papel sobrante en la periferia de la cartela.





