Que nadie se alarme ni saque el sable. En particular soy de mi cámara y me viene al pairo una marca u otra. Uso Nikon, es cierto, pero anteriormente dos digitales que tuve fueron Canon. En realidad, en la foto, las dos cámaras están juntas y no enfrentadas.
Pertenecen a una generación de una época dorada de la fotografía, de cuando las cámaras eran cámaras y no artefactos informáticos. La Nikon se trata de una FE que se fabricó de 1978 a 1983 y de una Canon AT-1 fabricada desde diciembre de 1976 (no dispongo de datos de su fin de producción). Ambas son cámaras sólidas y fiables, que tras 40 años muchas siguen funcionando como el primer día. Las dos cámaras incorporan medición electrónica de la luz y más o menos otras sofistificaciones. Tienen lo importante que tiene que tener cámara para hacer una buena foto y basta.
Su cuerpo totalmente metálico les imprime clase. Para mi son realmente preciosas, tal que las de otras marcas de la época. De hecho, Nikon y Olympus (Leica también) han emulado esos cuerpos en cámaras digitales.
Las dos cámaras funcionan perfectamente; además, tengo otra Canon AE1 que está en el taller para su arreglo y puesta a punto. Al final, desde hace unos días me he decidido a usarlas y de hecho, la Nikon FE está cargada con película cromógena en blanco y negro que ya tiene latentes dos bodegones de los últimos que he hecho.
El Canon 70-210mm/4. Antes, los objetivos eran metálicos, robustos y duraderos y no los fabricados en policarbonato como los actuales. Algunas marcas mantienen este tipo de construcción: Leica, Carl Zeiss…
Para las Canon tengo tres objetivos (Nikon unos cuantos): un Tokina 28mm/2.8, un 50mm/1,8 y un zoom Canon 70-210mm/4 recién adquirido. Tanto un sistema como otro lo usaré indistintamente.