Absolutamente solo, en medio de la inmensa llanura burebana, se encuentra este caserón que parece surgir de la nada. Se encuentra entre Busto y Cubo de Bureba rodeado de campos de trigo. Lo conocí en mejores épocas cuando no estaba en ruina. Poco a poco se ha ido deteriorando por la humedad y el hielo. Primero el tejado, luego el piso y, por último, sus muros. Ninguna obra humana prevalecrá y este caserón es un ejemplo de ello.
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Todo, nace vive y muere.
El sino…