Hoy por la mañana tocó Santiago de Compostela. Me la encontré llena de turistas y mojada como siempre. Mil lenguas diferentes tenían un sustantivo común: el paraguas. Decenas, centenares de paraguas inundaban la plaza del Obradoiro y las callejas adyacentes. La habilidad de los transeúntes con ese complemento húmedo me recordaba a unos maestros de esgrima en un duelo en las alturas. Un mundo versicolor en movimiento del que capté esta imagen en blanco y negro:
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Concentración de todos los mundos.
Crisol de culturas Carlos…