Al dar un paseo por O Carballiño (Ourense) me llamó la atención una espectacular edificación religiosa. En la distancia parecía románico pero, al acercarme, vi una mezcla de estilos sorprendente. Tenía casi todo: desde el pasado medieval al gótico tardío. Paseaba una señora un can y le pregunté qué era eso… Me contestó que era la Iglesia de la Veracruz y que, popularmente, le llamaban «la catedral«.
Más atónito me quedé al saber que se había construido en épocas recientes; concretamente se inició su construcción en 1943 y se concluyó en 1957. El arquitecto fue Antonio Palacios Ramilo quien a iniciativa del párroco Evaristo Vaamonde emprendió, por sufragio popular, tan colosal obra. Debió costar un riñón y medio y un pulmón ya que está íntegramente construida con granito y pizarra. Un ejemplo de cómo la voluntad popular es capaz de aunarse para llevar adelante un proyecto.
Bien, pues ahí está. Sólida como una roca para recreo de la vista y la imaginación.