Hoy en la columna del veterano periodista de «El Ideal Gallego» Víctor Castro se publica la foto que hice en recuerdo de las víctimas de la masacre ocurrida en París. Un homenaje a la libertad de pensamiento y palabra que algunos, en la búsqueda de oscuros intereses, intentan reducir por medio de la pólvora y el terror.
Debo reconocer que el atentado parisino me ha sensibilizado -como a muchos-. Los franceses, sin duda, lo merecen, pero no es que me sume solamente al dolor de todos los ellos como dice el título de la columna, me sumo más bien al dolor de las ideas que es universal. En mi trabajo fotográfico reproduzco ideas o contingencias entre ellas. No es motivo que por una idea que se plasma gráficamente o no (cualquiera se puede imaginar al profeta Mahoma desnudo o afeitado las veces que le venga en gana) unos iluminados, que funcionan como marionetas de otros, y de los que nadie se acordará en un futuro próximo (ni los que les enviaron a la muerte) lleguen a matar. Si se creen que van a cambiar la cultura occidental o que les espera un paraíso lleno de huríes… van dados. Es realmente obsceno.
Es una herida en la sociedad pero las heridas en un gran cuerpo cicatrizan y siempre se renace de ellas.