Hace ya bastantes años mi director de tesis doctoral me sentó en una habitación, al rato entró con una pila de libros acompañados de muestras de mano. Me dijo: empieza a mirar y continúa mirando hasta que «revientes». Tenía razón. El aprendizaje empieza principalmente con la vista ya que, con el entrenamiento, permite observar minúsculas diferencias, discriminar estructuras, texturas, etc… La mejor forma de aprender es ver constantemente y durante toda una vida.

Lo mismo que para estudiar los fósiles (soy paleontólogo) el aprender fotografía se hace de una única manera: viendo. Hay que ver constantemente fotografías de autores clásicos y no clásicos, la conjugación de colores que emplean, las perspectivas que usan, los encuadres de las escenas, analizar las luces y las sombras, etc… Hay que leer las fotografías. Eso conducirá inevitablemente a moldear la mente y hacer de ella un crisol donde se formen nuevas ideas.

El hilo de esta entrada va en el sentido de que para ver nunca lo hemos tenido más fácil. Existen enciclopedias de los años 70 y 80 que se mueren de aburrimiento en las estanterías de las tiendas de lance o en los rastros. Enciclopedias como la que me sirvió para aprender fotografía en la primera mitad de los 70 más allá de disparar simplemente una cámara: «LIFE, la Fotografía», una excepcional colección de la que sus 16 tomos valían una «pasta» en su época y que hoy en día puedes comprar -como lo he visto- a euro el tomo.

El color. Uno de los tomos de la enciclopedia «Life, la fotografía». Pese a ser de los años 70 su contenido visual es plenamente vigente.

Existen muchas enciclopedias de esa época dorada a precios de risa. Cada vez que veo alguna que no tengo la compro para ver sus fotos, conocer técnicas, conocer autores… Dales una nueva oportunidad dejando que entren en tu vida y te enseñen la magia de la  fotografía a través de la vista.

Nada viene de la ciencia infusa. Hay que trabajar la mente.